Alzheimer’s Puertorriqueño

Alzheimer’s Puertorriqueño
por Manuel A. Luna-Murray
1
Bancarrota del alma y enfermedad cardíaca:
dos irreconciliables enemigos de mi estima.

Amigos de las tinieblas y el desastre
asesinando las memorias
de mis seres queridos.

Vejez sin sabiduría:
la tragedia de una vida
ni vivida ni recordada.

La Muerte, el acechador de nuestras vidas
se aparece súbitamente sobre el escenario
para arrebatarnos el guión.

Lentamente acechando su presa
hasta extirpar cada rasgo
de la mente de los otros protagonistas
que apenas acaban de
formar parte del espectáculo.

2

Nunca llegué a conocerle muy bien.
El Hombre responsable
por la incepción de mi padre
dentro de la Mesa Redonda.

Sus palabras aún llenan mis oídos
a pesar del rápido pasar de los años
cuando me hablaba de los viejos días
y los tiempos difíciles
de una niñez vivida en la pobreza.

Caminaba todos los días a la escuela
descalzo en el asfixiante calor
para aprender hechos y formulas
que ahora damos por sentado.

Su Educación Universitaria:
un pico y una pala
trabajando la finca
para proveer para su familia
durante los años de hambre

Y cuando el progreso se adueñó de la hambruna
mi abuelo se convirtió
en la luz de su comunidad

Reparando cables eléctricos
para ricos y pobres
el padre de mi padre
hizo nacer la revolución
de una nación
subyugada bajo el yugo opresivo
de un imperio extranjero.

Su personalidad eléctrica
preservando el poder del
conocimiento y la tradición

En los lugares donde la ignorancia
se hizo huésped dentro de
las mentes y los corazones de una generación.

La poderosa pluma de Pepe Luna
denunció la hipocresía
de una juventud que había perdido
todo el respeto de la rica cultura
y la herencia de su pasado.

Adoptando lo moderno
y rechazando lo antiguo
estos hombres se
llamaron “patriotas”

“Hagámonos un Estado,
aprendamos inglés,
olvidemos el español
y mejoremos nuestras vidas,”
solían decir.

Pero Pepe reconoció
sus verdaderos motivos
y comenzó a cantar
Aguinaldos de libertad
en elogio a
Borinquén: la Isla del Encanto

Pepe era Borinquén
y Borinquén era Pepe.

A pesar de esto, su Corazón
era demasiado noble para el odio
y su amor tan fuerte que ofreció
su propio hijo al imperio Yankee
en búsqueda de mayores oportunidades.

Pepe Luna personificó
la antorcha de la libertad
a tráves de su hijo quien luchó
para preservar la democracia
sin importar el riesgo.

La democracia
era la esperanza
de Pepe para su pueblo.
Esta representaba
su vida y campanario
en medio del caos
del mundo.

Pero a pesar de todos sus logros,
pasión y legado
Pepe ha dejado de ser.
La Muerte arrebató la vida
de un prócer sin igual

Pero no todo se ha perdido,
una cosa permanece:

Memorias y melodías
de un célebre pasado.
La Muerte y su aguijón ya no son
al recordar las palabras
y hazañas de un gran padre,
un devoto esposo y un
orgulloso puertorriqueño.
Pero, ¿por cuánto tiempo perdurará su memoria?

Cuando esta generación desaparezca,
¿Quién preservará nuestra historia
mientras el Alzheimer’s lentamente
se apodera de las mentes
de la juventud de nuestro país?

Seamos pues, diligentes
en aprender las lecciones
de nuestro pasado mientras
preservamos el presente

Porque si nosotros no lo hacemos,
¿quién lo hará?

Y si tú no recuerdas,
¿quién te recordara?

En homenaje a José “Pepe” Luna (1916-2008)


Un poema relacionado con este se titula Abuelita. La versión de inglés de Alzheimer’s Puertorriqueño se titula Puerto Rican Alzheimer’s. Para aquellos lectores que leen el inglés y les gustaría saber más sobre el contexto de este poema junto con información adicional pueden leer el ensayo que le acompaña a este escrito titulado Heritage: Streams of Consciousness… River Banks of Time.

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